“Cosas, Celalba mía, he visto extrañas: cascarse nueces, desbocarse vientos, altas torres besar sus fundamentos, y vomitar la tierra sus entrañas; duras puentes romper, cual tiernas cañas, arroyos prodigiosos, ríos violentos, mal vadeados de los pensamientos, y enfrentados peor de las montañas; los días de Noé, gentes subidas en los más altos pinos levantados, en las robustas hayas más crecidas; pastores, perros, chozas y ganados sobre las aguas vi, sin forma y vidas, y nada temí más que mis cuidados” Luis de Góngora, Soneto Este es un soneto de Góngora de 1596 y lo primero que nos llama la atención es la enorme desproporción que hay entre el dolor causado por el sentimiento amoroso (tema principal) y la descripción de una naturaleza desatada y convulsa (tema secundario). Es el tema de la naturaleza el que se apodera de casi todo el poema. Además, los dos temas se presentan en clara oposición, y solo al final del mismo, el poeta afirma que el mundo exterior es menos temi