La sociedad industrial

El positivismo es mucho más que una teoría del saber. Comte quiso ser no sólo un sabio, sino también un reformador de la vida humana en todos sus aspectos y de la sociedad. La necesidad de esta reforma parecía seguirse: a) de lo que había significado la Revolución y las consecuencias que de ella se siguieron en la organización de la sociedad; b) de la situación creada por la industria y de las posibilidades que la organización industrial y científica ofrecían para configurar de un modo diferente la sociedad a crear.

La Revolución había venido a arruinar un régimen político (el antiguo régimen), pero también un régimen religioso y la función rectora que la religión o la teología ejercían en la justificación y organización del régimen político; había venidio a arruinar, la estructura social, ayudada en ello por el fenómeno económico-social que fue la industria.

La anarquía y el caos propiciados por la Revolución Industrial crecieron, y eran mantenidos, además, como consecuencia de la interpretación que la Ilustración había dado de la razón: una razón que exigía el libre examen, que defendía la independencia del individuo, que fundaba teóricamente el valor de la libertad y que se entendía como razón crítica-negativa contra el orden dado si éste no realizaba tales exigencias.

El hecho fundamental que caracteriza y determina la sociedad a comienzos del siglo XIX es la industria. De la industria se esperaba la realización de las potencialidades e ideales del hombre; desde la organización científica del trabajo que ella propicia se esperaba la organización de la sociedad; y el proceso industrial con su ideología estaba llamado a constituir el factor integrador del nuevo orden social. Como nos dice Sant Simn “la sociedad está basada en la industria. La industria es el único garante de su existencia, y la única fuente de riqueza y prosperidad. El estado de cosas más favorable a la industria, por ende, es el más favorable a la sociedad. Esto constituye tanto el punto de partida como la meta de todos nuestros esfuerzos”.

Además la industria conlleva e implica:

1) Que el hombre puede y tiene que transformar la naturaleza. Ello significa, por una parte, la potenciación de la dimensión práctica-dominadora del hombre y de su razón, una razón práctica en cuanto operativa instrumental; actitud que ya señaló Bacon y que prosigue el lema cartesiano: “llegar a conocimientos que sean muy útiles para la vida y que en lugar de esta filosofía especulativa, se pueda encontrar una filosofía práctica, por la que (…) convertirnos en dueños y poseedores de la naturaleza”. Y significa, de otra parte, un cambio en la idea de la Naturaleza, convertida ahora en medio o material de trabajo.

2) La reducción del saber a ciencia físico-natural. Y ello está en estrecha relación con,

3) La técnica como aplicación de la ciencia y como interpretación práctico-instrumental de la razón; y en la forma determinada que es la técnica maquinista.

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