Plotino

“Si hay, pues, otros seres tras el Primero, es necesario que o bien procedan directamente de él, o bien se remonten a él a través de realidades inmediatas y habrá un orden segundo y tercero, de modo que lo segundo se remonte a lo primero y lo tercero a lo segundo. Es necesario que lo Primero de todo sea algo simple y distinto de todas las cosas que vienen a continuación, algo que existe en sí mismo, que no se mezcla con las cosas que lo siguen y que, sin embargo, es capaz de estar presente de otro modo en las demás cosas. Es lo realmente uno; no es algo y además uno; es falso, incluso, decir acerca de él: el Uno, ya que no es objeto de discurso ni de ciencia y de él se afirma que está más allá del ser. Si no hubiera algo simple, ajeno a todo accidente y composición, no habría principio. Es máximamente autosuficiente por ser simple y el Primero de todos: en efecto, lo que no es primero necesita de lo que es anterior y sí lo que no es simple necesita de los elementos simples de que está compuesto. Algo tal ha de ser por fuerza único ya que si hubiera otro semejante a él, ambos no serían más que uno: en efecto, no se trata de dos cuerpos o de que el Uno sea el cuerpo primero, ya que ningún cuerpo es simple, y todo cuerpo es engendrado y no es principio. Pero el principio es inengendrado. Y puesto que (el Principio) no es corporal, sino verdaderamente Uno, es lo Primero.

“Por tanto, si hay algo tras lo Primero, no será ya simple. Será uno y múltiple. ¿De dónde procede esto? De los Primero…. Y ¿cómo procede de lo primero? Puesto que lo primero es perfecto, lo más perfecto de todo y la potencia primera, necesariamente será el más poderoso de todos los seres y el resto de las potencias lo imitarán hasta donde sea posible. En efecto, vemos cómo el resto de los seres, cuando llegan a la plenitud, engendran y no soportan permanecer en sí mismos sino que producen otro ser. Y esto es así no solamente en el caso de los seres dotados de voluntad, sino que también los seres carentes de voluntad y los seres inanimados comunican de sí mismos cuando les es posible: así, el fuego calienta, la nieve enfría y los venenos actúan sobre otro: y es que todos los seres imitan la eternidad y bondad del Principio en la medida en que son capaces. ¿Cómo entonces, lo más perfecto y el Bien Primero permanecería inmóvil en sí mismo? ¿Por envidia acaso, o por impotencia, siendo la potencia de todas las cosas? ¿Cómo además, sería el Principio? Es, pues, conveniente que algo proceda de El”.

Plotino, Enéadas, V

Este amplio texto de la eneáda quinta de Plotino contiene algunas ideas de suma importancia en la teología filosófica occidental.

Primer Párrafo.

Este párrafo comienza con la afirmación típica del Neoplatonismo de que la totalidad de lo real constituye una gradación u orden descendiente en la que no falta eslabón alguno intermedio por lo que a perfección entitativa se refiere. ¿Qué características subraya de lo Primero?

• Es simple, en contraposición radical con el resto de lo real. La simplicidad absoluta como atributo esencial de lo Primero (Dios) es una tesis fundamental en el Platonismo y en el Agustinismo. Esta radical diversidad del Uno hace que esté más allá del ser y del conocimiento: en esta afirmación se halla el fundamento de la teología negativa desarrollada por el neoplatónico Pseudo-Dionisio.

• Es autosuficiente, por ser lo Primero y por ser Simple: lo primero no puede ser compuesto, ya que lo compuesto es posterior a lo simple. Plotino establece la prioridad de lo simple respecto de lo compuesto, al igual que lo hará Leibniz. La autosuficiencia de lo Uno plantea el problema –que afecta a toda la teología- de por qué a partir de él se producen otras realidades si no necesita en absoluto de ellas. De esta cuestión se ocupa el segundo párrafo.

• Es único, precisamente por ser simple.

Segundo Párrafo.

• Este párrafo insiste nuevamente en la gradación, al establecer que lo que procede del Uno ha de ser uno y múltiple (uno, por proceder directamente del Uno; múltiple, por no ser ya el Uno). La segunda hipóstasis es el Entendimiento, que es Uno y es múltiple, al contener las Ideas.

• La razón de que del Uno procedan otras realidades a pesar de que es autosuficiente es que es bueno y perfecto. Los rasgos que incluye el concepto de Bondad aquí manejado son tres: A mayor bondad, mayor potencia productiva; lo bueno tiende naturalmente a comunicarse, a difundirse; lo bueno no es ni puede ser envidioso. El segundo y tercer concepto son difícilmente compatibles y este es un problema que afecta a toda teología: en efecto, el rango de que lo bueno tiende naturalmente a comunicarse parece llevar a una producción espontánea, no voluntaria de lo real por parte de Dios, mientras que el rasgo de la envidia parece implicar una creación voluntaria del mundo.

• El texto defiende claramente una producción, emanación de lo real a partir de lo Uno, que no es voluntaria sino natural, y de ahí la insistencia en que todo ser en plenitud esté o no dotado de voluntad se comunica o difunde, es productivo.


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