La esclavitud en en Imperio Asirio

La situación sigue siendo la misma que en épocas anteriores. Los pequeños campesinos se encontraban muchas veces ante la imposibilidad de reembolsar a sus acreedores lo que les debían. Como corolario de esta situación hay personas arruinadas que se ven obligadas a vender a sus hijos para poder subsistir. Algunos mercaderes también compraban esclavos en el extranjero.

El esclavo era una mercancía más entre otras muchas. Y, por último, la gran mayoría de esclavos procedía de los prisioneros de guerra. Las deportaciones practicadas a gran escala (30.000 habitantes de Hamath en el 743 y 30.000 samaritanos en el 722)¡, pusieron a disposición de las autoridades enormes masas de mano de obra.

El esclavo era un bien que se podía vender e intercambiar o incluso heredar, pero conservaba una personalidad jurídica. Se podía casar con una persona de condición libre, poseer bienes y promover acciones jurídicas. De hecho su situación dependía en la práctica sobre todo del carácter de su amo, al menos en lo que se refiere a los esclavos de particulares. Durante el Imperio algunos llegaron a ser colonos, con tierras y edificios o artesanos, mercaderes o incluso banqueros. Realizaban transacciones, tanto con otros esclavos como con hombres libres o con sus propios amos. Algunos de ellos tenían sus propios secretarios particulares y sus esclavos personales, a los cuales alquilaban campos.

Pese a todo, el número de esclavos empleados por particulares no era muy elevado: de 5 a 8 en algunas propiedades y unos treinta en los grandes dominios. En las ciudades ocurría tres cuartos de lo mismo ya que algunos artesanos no empleaban más de tres o cuatro esclavos. Todo ello es debido a que el esclavo era caro.


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