Europa Oriental

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La historia de los sistemas parecidos al soviético después de 1952 es la historia de aquellos que quieren escapar de la herencia estalinista. Los partidos gobernantes, querían seguir en el poder, pero al mismo tiempo intentaban rectificar algunos de los peores abusos del sistema, la paranoia que envolvía tanto a los gobernantes como a los gobernados, así como intentar mejorar los sistemas económicos. Todos los países de la Europa Oriental pasaban penurias debido a que las economías planificadas por norma general, suelen tener tendencia a superar los gastos previstos (en occidente ocurre tres cuartos de lo mismo en todas aquellas aventuras que lleva a cabo el Estado). 

Como la guerra había desaparecido y como no existía la democracia, los objetivos del plan ya no estaban determinados por las necesidades del campo de batalla, sino por la burocracia basada en las estructuras estalinistas. La conclusión de todo ello era la ineficacia del sistema y por supuesto a limitar el consumo y la agricultura para poder llevar a cabo los planes de inversión. Por lo tanto, la austeridad era la norma.

Desde 1953 hubo intentos de llevar a cabo reformas que generalmente consistía en la introducción de elementos de mercado en el sistema planificado. Estas reformas consistían en la sustitución de las directrices políticas por indicadores financieros, mayor autonomía para las empresas, cierta tolerancia con la propiedad privada a niveles de muy pequeña escala, liberalización de la agricultura (descolectivización, abolición de las entregas obligatorias,etc), incrementar el consumo interno, etc.

Donde llegaron más lejos las reformas fue en Hungría. Ahora bien, en todos los lugares estas innovaciones fueron detenidas por la resistencia que ofrecía la burocracia. Sin un cambio en los objetivos del plan, que era imposible sin un cambio político, las reformas podían hacer muy poco, tan sólo aumentar ligeramente la eficiencia con que se llevaban a cabo los planes. Al mismo tiempo, cualquier intento de reforma seria, estaba condenado al fracaso. Recordar tan sólo los casos de Hungría y Checoslovaquia, en los cuales Breznev volvió la espalda a las reformas y acabó con todas las esperanzas de democratizar al socialismo.

La distensión de los años setenta es considerada como un intento de sustituir las reformas por las importaciones, con el fin de obtener ciertos estándares de vida, pero eso sí, con un riguroso control político. Al satisfacer las demandas internas, e importando tecnología, se pensaba que era suficiente para superar la escasez. Ahora bien, las importaciones crearon una mayor demanda de cosas complementarias, y sin una reforma, era difícil asimilar la tecnología occidental. Cuestión que, saliendonos un poco del tema, es lo que ha conseguido China en estos últimos años. Si retomamos el hilo, todo lo anterior se conjugó con la recesión que tuvo lugar en Europa occidental a partir de 1973, con la competencia de la Europa del sur, así con la reciente industrialización de algunos países del Extremo Oriente. A finales de los años setenta, todos los países de Europa oriental se vieron obligados a introducir planes de austeridad, lo cual generó una reducción del comercio. Todos los países estaban muy endeudados, a excepción de la Alemania Oriental y Checoslovaquia.

A mediados de los años ochenta todas las vías hacia la democracia se habían agotado. La poca legitimidad que le quedaba al sistema se fue perdiendo a medida que aumentaban los recortes sobre el bienestar.

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