Crítica de Bacon a Aristóteles

A pesar de que su vida y su obra se adentran en en el siglo XVII, Bacon puede ser considerado un filósofo renacentista. Como filósofo de la ciencia, Bacon es una expresión elocuente del optimismo renacentista, de la confianza en la capacidad del hombre para extender más y más su dominio sobre la Naturaleza. La idea central del pensamiento de Bacon es que el hombre puede dominar la Naturaleza y que el instrumento adecuado para el dominio de la Naturaleza es la ciencia. Esta idea llevó a Bacon a oponerse doblemente a Aristóteles, en relación con el concepto mismo de ciencia y en relación con el método adecuado para el progreso de la investigación científica.

El aristotelismo consideraba la ciencia como un tipo de conocimiento teorético, cuyo fin no es otro que la contemplación misma de la verdad. Bacon se opuso a esta concepción aristotélica de la ciencia subrayando que ésta posee una dimensión esencialmente práctica. El fin de la ciencia no es la contemplación de la Naturaleza, sino el dominio de ésta: “a la Naturaleza -dice Bacon- se la domina obedeciéndola”, es decir, conociendo las leyes que rigen los fenómenos naturales para, sometiéndose a ellas, utilizarlas en beneficio propio. Al insistir en las posibilidades que la ciencia ofrece para el dominio de la Naturalez, Bacon recogía una mentalidad típica del Renacimiento, a la vez que se hacía eco del progreso técnico logrado en este período. Bacon era pues consciente del papel fundamental que estaba reservado a la ciencia en el progreso futuro de la Humanidad.

Tanto para Aristóteles como para Bacon el método científico consta de dos momentos, el inductivo y el deductivo: el momento inductivo consiste en establecer principios o leyes de carácter general a partir de la observación de los hechos; el momento deductivo consiste en extraer conclusiones a partir de los principios generales previamente establecidos. En la concepción general del método, Bacon no se aparta básicamente de Aristóteles, si bien critica insistentemente el modo en que Aristóteles y los aristotélicos lo interpretaban y usaban.

Bacon critica, en primer lugar, la forma en que los aristotélicos practicaban el momento inductivo, señalando que la inducción aristotélica no es ni sistemática ni rigurosa; no es sistemática, porque, la recogida de datos se hace sin ningún criterio; no es rigurosa, porque los aristotélicos suelen extraer conclusiones generales con excesiva ligereza, a partir de pocos datos, y porque solamente tienen en cuenta los casos favorables sin preocuparse por analizar aquellos casos que son contrarios a la generalización enunciada.

Además de esto, Bacon critica la preponderancia que el aristotelismo concede al momento deductivo sobre el inductivo, cuando el verdaderamente importante es este último. En suma: la preponderancia concedida por el aristotelismo a la deducción se muestra en que Aristóteles creó y desarrolló una lógica de la deducción, una teoría del silogismo deductivo; la insuficiencia de la inducción aristotélica se muestra en que Aristóteles no desarrolló una lógica de la inducción, un sistema de reglas para el razonamiento inductivo.

Un saludo desde Academia Cruellas, en Fraga.

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