El efecto sustitución

La reducción en el precio de un bien (por ejemplo las naranjas) altera la estructura de precios relativos entre este bien y los demás. Ahora las naranjas son, comparativamente, más baratas, en términos de mercado. Ahora el consumidor racional se encontrará con que, si no cambia su elección. estará en una situación en la cual su valoración subjetiva de las naranjas (la cantidad de, por ejemplo, manzanas a que está dispuesto a renunciar para obtener una unidad adicional de naranjas) supera el valor relativo de mercado. Por tanto, su elección anterior deja de satisfacer los requisitos de óptimo, y se pone en marcha la posibilidad de un reajuste que conduzca a una situación preferida a la inicial.

 

Concretamente se abre la posibilidad de obtener una mayor cantidad del bien (naranjas) a precio de mercado, con un sacrificio en términos de los demás bienes (manzanas, etc) inferior al que estaría dispuesto a soportar el consumidor.

 

Que el precio de las naranjas disminuya implica no sólo de que se haga comparativamente más barata, sino además, y como la otra cara de la moneda, que disminuye el sacrificio para adquirirla. Este desplazamiento, debido a la variación en los precios relativos que implica la disminución de un precio sin variar los demás, se conoce con el nombre de efecto sustitución.

En conjunto, la reducción del precio de un bien pone en marcha unos mecanismos que tienden a reajustar la posición elegida por el consumidor. Si llamamos bienes normales a aquellos cuya demanda se ve estimulada al aumentar la renta del consumidor, y reservamos la calificación de bienes ingferiores a aquellos que responden a aumentos de renta con disminuciones en la cantidad demandada, el primer mecanismo, o efecto renta, trabaja en el sentido de asociar incrementos en la cantidad demandada a reducciones en el precio. Si, por otra parte, la relación marginal de sustitución es decreciente, el abaratamiento relativo del bien cuyo precio disminuye induce a la búsqueda de un nuevo equilibrio en el cual dicho bien está presente en mayor cantidad. Por ello, tanto la “liberalización” de renta real (capacidad adquisitva), que supone la reducción del precio, como el cambio favorable en los precios relativos, que “abarata” el consumo del bien, actúan en el sentido de que a disminuciones de precio le corresponden, según las pautas normales de respuesta del consumidor racional, incrementos en la cantidad del bien en la nueva combinación óptima de consumo y, por tanto, en la cantidad demandada (suponiendo siempre que la renta del consumidor no varía, ni tampoco lo hacen los precios de los demás bienes o artículos de consumo, o los gustos del sujeto).

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